Nena, aun sigo viendo el cielo gris en tus ojos,
pero se que dentro tuyo arde esa llama.
El sonido de aquellas campanas,
suele llegar tan lejos,
que toca mi alma y me carga de un amargo silencio.
Se que aun no despierto de aquel sueño
que un día pareció tan irreal
y te he llevado cada minuto al oscuro lugar
donde habita el olvido,
amaneciendo entre ayeres desvanecidos.